21 enero 2014

Breve recetario para sobrevivir

Una de las cosas más importantes para sobrevivir es la capacidad de adaptación. Adaptarse a lo que la vida ofrece para sobrevivir. Buscar un sitio en el que sobrevivir. Ser flexible y ser consciente de las necesidades, los retos, las posibilidades o las dificultades que nos asaltan en el camino y afrontarlas. 
Puede pasar que, en momentos de nuestra vida, nos sintamos estancados, que llevemos un tiempo dándonos cuenta de que nuestro pensamiento va más allá de lo que quieren nuestras circunstancias, o que sintamos que nuestro instinto tiene ganas de aventuras. Si es así, hay que dar el salto. Hay que buscar otra cosa para seguir creciendo y evolucionando. Elige. Recorre. Puede que las cosas no marchen como creíste en un principio, pero todo lo que aprendemos, sirve. Todo. Aunque no sepamos aún para qué, seguro que en un futuro nos servirá. 

En este saber adaptarse, también hay que incluir el conocimiento de qué podemos ofrecer a los demás, pero también conocer qué es lo que pueden querer los demás de nosotros. A veces nos centramos en las preguntas equivocadas, en las respuestas que no se están buscando. ¿Qué necesidades tiene el otro? ¿Puedes tú ofrecerle eso que él necesita? Escúchale. Escucha sus necesidades, sus propuestas, lo que hace, tal vez haya un hueco en el que podáis compartir juntos propuestas que él tiene y que tú también tienes. Puede que de ahí nazca una simbiosis, una relación que florezca.  Siempre es bueno tener cómplices, crear sinergias, crear vínculos que generen y vislumbren el recorrido de la vida. 

Una de las cosas más importante es adaptarnos al cambio, seguir aprendiendo, formarnos, escuchar, aprender, y saber lo que nosotros podemos ofrecer al mundo, lo que nos hace diferentes a los demás dentro de lo iguales que somos. ¿Qué puedo aportar yo a la vida? ¿Qué pasa a mi alrededor? 

Estamos dentro de una maquinaria, de un ecosistema que nos engulle, que nos trae y nos lleva. Debemos aprender. De nosotros mismos y de la gente que nos rodea. Conocer, practicar. Cuanto más veces hagamos algo, mejor sabremos afrontarlo. Aprender es practicar. Aprender es llegar a saber una cosa por medio del estudio o la práctica. Practiquemos, y cuanto más practiquemos, mejor sabremos cómo hacer ciertas cosas. La experiencia, el conocimiento, el recorrido, la práctica, el aprendizaje, fomentan también nuestra capacidad de adaptación... para sobrevivir como queramos, o como podamos.