21 marzo 2011

Día de la Poesía

Hubo un tiempo en el que recitaba poemas de memoria, devoraba versos y suspiraba palabras...

FAREWELL
Pablo Neruda


Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.

Yo no lo quiero, Amada.
Para que nada nos amarre
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron tus palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.

Amo el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.

(Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.)

Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

...Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.

08 marzo 2011

El joven de la montaña

Hoy me he acordado del joven perdido en la montaña. Lo imagino con una taza de té bien grande, asomado a un pequeño balcón divagando sobre si es buen momento para plantar pimientos y patatas, si le dará una oportunidad a las cebollas, si es buena idea plantar calabacines... ¿dónde plantará los tomates? Porque lo que sí que desea es plantar tomates con sabor a tomate, a sol de verano, con sabor de verdad.


Hoy me he acordado de él porque llevo casi un mes sin escribir ni una sola linea. Pensaba en escribir unas líneas sobre el trabajo que me atañe, hacer una pequeña reflexión sobre la materia. Pero tengo ese síndrome del miedo a la página en blanco. Hoy he decidido poner una letra detrás de otra, a ver qué sale. Y pensado en la montaña, he pensado en el sol de primavera que a veces viene por marzo, un sol cálido, que no abrasa, como los que a mí me gustan, los que necesito para sentirme bien mientras deambulo por las calles de esta gran ciudad que sin Sol no sonríe y que hoy está escondido. Y pensando en esto, he recordado aquellas ensaladas cálidas que hace mi madre en verano, con tomates de sol, con sabor de verdad, y mucha sal. Y calor, y hamaca, y olor a hierba. Pero todavía quedan días para el verano. Hay que cultivar la tierra, elegir las semillas, cuidarlas, ver cómo crecen, trabajar por ellas. No hay prisa. Cada vez falta menos para la primavera.